sábado, 14 de abril de 2012
Un mar de emociones se vive con una marcha revolucionaria
Caracas, 13 Abr. AVN/Okey Estéreo 107.7fm.- Al llegar al punto de encuentro es imposible no quedar atrapado entre un tumulto de personas que van y vienen. Están por todos lados, se confunden con el humo de los pinchos y con los libreros que bien venden títulos del Che como los de Walter Riso y sus recetas amorosas.
Están allí, juntos, como ha de ser, las amas de casa, los obreros y los altos funcionarios de Gobierno. Los une el rojo de sus franelas y el apoyo que brindan al Presidente Hugo Chávez, quien hoy ofreció un discurso en conmemoración de la primera década del 13 de abril, el día que los venezolanos rescataron la democracia, tras un golpe de Estado perpetrado por la derecha dos días antes.
Hacia donde se mire está el rojo en diversos tonos y modelos. Si busca franelas, ahí las verá estampadas con muchos de los lemas que han acompañado este proceso: Misión 7 de octubre, Bicentenario, Todo 11 tiene su 13, Chávez es revolución, Pa' lante comandante, 4F, 10 millones, y otros tantos.
Cerca del edificio Phelps, en la Avenida Urdaneta, donde partió la marcha que llevó a centenares hasta el Palacio de Miraflores iban Melanie Spence y Dale Sorensen, de origen norteamericano. Spence, canadiense, miraba a su alrededor como quien descubre algo novedoso. Dijo que todo le parecía cargado de muchas energía. "En mi país no hay muchos eventos políticos", comentó.
Su compañera, Dale, vino desde San Francisco, California, Estados Unidos, para decir que en su país hay un "evil empire (imperio malvado)". Después de lanzar ese calificativo hacia su país siguió caminando.
En el edificio Phelps tiene su sede el canal Ávila TV. Quizás por eso, muy cerca de la torre estaba estacionado un camión pintado con letras verdes que decían "Radio verdura". Dentro de él iba un DJ, acompañado de un locutor y varias muchachas y muchachos usando franelas negras que tenían este mensaje: "Mientras más me once, más me trece".
Gente de Yaracuy, Monagas, Aragua, Vargas y otros estados iban en la concentración que recorrió la Urdaneta. En la ruta, se instalaron tarimas y pantallas para que todos pudieran verse en video mientras hacían su recorrido.
Iban caminando colectivos de todos los tipos y talantes. Economistas, feministas, gays, lesbianas, amas de casa, militantes de partidos, misioneros, estudiantes, incluso unos alumnos de educación media, quienes, aún con sus tempranos 16 y 17 años, aseguraban que con la revolución se sientan las bases de un cambio cultural en el país.
"Aquí hay una conexión mágica entre el pueblo y Chávez. Él (Chávez) es un hombre que, en ocasiones, quizás se equivoca, pero lo que sí es cierto es que no traiciona al pueblo", comentó Barwin González, de 29 años, del colectivo Economistas Sociales José Carlos Mariátegui.
No faltó la salsa, ni los tambores. Un hombre bailaba sin pena, mientras los demás lo miraban con sorpresa y algo de burla. A él no le importaba, siguió moviendo las caderas hasta que se perdió entre la gente.
Al llegar a Puente Llaguno, ya no olía a fiesta. En ese punto muchos pasaron de la alegría al llanto al recordar cuando efectivos de la Policía Metropolitana arremetieron con sus armas contra el pueblo congregado allí el 11 de abril de 2002.
Un hombre de unos 60 años, lloraba como si tuviese cinco. Estaba recordando a su hijo, fallecido ese día. "Él sigue vivo", soltó con ahogo.
Río de símbolos
Al llegar al Palacio de Miraflores los marchantes pasaron de recordar un vil 11 a un glorioso 13 de abril, cuando una rebelión cívico-militar rescató la democracia venezolana -secuestrada por un dictador llamado Pedro Carmona Estanga- y revivieron el momento cuando Hugo Chávez fue restituido en el poder.
Una marcha es como un río de símbolos. Allí van todos los que por una u otra razón apoyan a Chávez, portando una señal que los une a la idea de la revolución, a la idea de la igualdad y, aunque haya llanto, igual celebran el encuentro con quien les plantea un futuro más justo.
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